“Entonces, ¿la vida siempre acaba mal? Según una tradición gitana, si acudes a un festejo social, a una boda, a un bautizo, no debes desear felicidades, como es habitual, sino “malos principios”. Porque, con sabiduría milenaria forjada por unas condiciones de vida difíciles, conocen que la desgracia es inevitable en la existencia; y entonces prefieren desear que la cuota de dolor venga primero, para que así el final sea" venturoso.”
-ROSA MONTERO-
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