domingo, 30 de julio de 2017

Todos los miedos pierden su poder hechizante cuando nos damos permiso para ser nosotros mismos, para ser auténticos, para dejarnos ver sin vergüenza. La vergüenza nos encierra en una zona de mentiras y comodidad.
Solo corremos un riesgo que en verdad carece de importancia: ser rechazados. Abandonar un personaje y ser uno mismo es una decisión valiente. Aunque esto no nos de ninguna garantía de ser bienvenidos, aceptados o aplaudidos. Pero dentro de nuestras fibras más íntimas va a correr un río salvaje de honesta aceptación. Y esta honesta aceptación no proviene de los otros. Por primera vez en mucho tiempo, estaremos en casa. Esto puede desatar el enojo y la ira de algunas personas. Puede hacer que las criticas lluevan como balas o la airosa indiferencia hiele el paisaje. Pero tienes que saber algo...
Ellos no se enojarán contigo. Se enojarán con esa parte suya que mantienen encerrada y que les impide retornar a casa.
Tú sigue adelante, estarás magnetizando el camino que lleva hacia el fin de la mentira y hacia un lugar mejor y luminoso.




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