domingo, 17 de abril de 2016

 Al final te das cuenta que lo pequeño siempre es más importante. 
Las conversaciones a las tres de la mañana, las sonrisas espontáneas, las fotos desastrosas que te hacen reír a carcajadas, los poemas de diez palabras que te sacan una lágrima. 
Los libros que nadie más conoce y se vuelven tus favoritos, una flor que te pones en el cabello, un café que te tomas sola.
 Eso es lo que verdaderamente vale la pena; las cosas diminutas que causan emociones gigantescas y hogueras tibias!

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