lunes, 12 de octubre de 2015

...Y se me escaparon dos lágrimas compuestas de amor verdadero y de la absoluta felicidad, por la fortuna de guardarte al fin entre mis brazos.
Entonces, una de las lágrimas me rozó los labios, y me sorprendió que era dulcísima; como si me hubiera renacido un corazón hecho de caramelo.


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