jueves, 30 de abril de 2015

Esos días, los más largos de mi vida, los más tranquilos, nos dedicamos, Ella/ El y Tu/Yo cuidadosamente a existir. 
A existir, que es para mí desaprender la prisa. 
Soltar los músculos de mi corazón y dejarlo latir a su ritmo. 
Volver a estar en el calor del sol sin pensar en el calor. 
Comer cuando el hambre tiene hambre y obedecer el sueño que llega cuando la noche llega y la oscuridad cubre las cosas, y las cosas en la oscuridad pueden descansar.
De nuevo estar. 
Estar y ver. 
Y verlo todo lo que está tal como es, sólo mientras está hoy, como no sabemos si estará.



Sabina Berman - La mujer que buceó dentro del corazón del mundo

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